El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, afirmó que es la misericordia de Dios la que convierte a las personas en hombres y mujeres nuevos, tal como experimentó Pedro que, tras negar a Cristo tres veces, se arrepintió y se sintió abrazado por la mirada amorosa y misericordiosa de Jesús.

En su última carta enviada a ACI Prensa, el Prelado se refirió a la escena de la pesca milagrosa ocurrida días después de la Resurrección del Señor. Terminada esta, recordó, Jesús se dirige a Pedro, quien probablemente "no se atrevía ni a levantar la mirada", pues "cada vez que se acuerda de la noche de la pasión, en la que negó a su Maestro, llora".

Sin embargo, explicó Mons. Fernández, "son lágrimas mezcladas de arrepentimiento y de gratitud, porque se siente perdonado por un amor más grande que su pecado. Se siente abrazado por la misericordia de Dios en aquella mirada de Jesús la noche de la pasión, una mirada de comprensión, de amistad, de perdón. Una mirada que a Pedro le supo a gloria. Y por eso llora cada vez que la recuerda".

Así, "Jesús se dirige a Pedro para darle la oportunidad de que saque afuera lo que lleva dentro. Porque Pedro es sincero, tiene un corazón noble, aunque le ha traicionado su debilidad cuando se ha enfrentado al escándalo de la cruz (…). Y después de aquella mirada de Jesús, ya no le cabe duda de que Jesús le quiere más que nunca".

De la misma manera, afirmó Mons. Fernández, "Jesucristo resucitado sale a nuestro encuentro, al encuentro de cada persona que viene a este mundo, al encuentro también de quienes son sus discípulos para comunicarles la alegría de una vida nueva, la vida del resucitado, cuya fuerza no está en las propias energías, sino en el poder del Espíritu Santo".

En ese sentido, invitó a aprovechar este tiempo de Pascua "para experimentar esta novedad de vida, por la que no nos apoyamos ya en nuestra vida, sino en la vida de Dios en nosotros. Por eso, es un tiempo precioso, porque nos sitúa en el encuentro con Cristo resucitado, que renueva todas las cosas".

Aseguró que esta gracia la experimentó también el Beato Cristóbal de Santa Catalina, beatificado el 7 de abril en la Catedral de Córdoba.

"También él experimentó como Pedro esa mirada misericordiosa de Jesús que le hizo conocerse como hombre nuevo, renacido por la gracia, y le hizo capaz de desbordarse en misericordia con los pobres de su entorno" afirmó.

"Una vida así deja estela de santidad para los siglos venideros, porque es una vida fecunda. Una vida así es prolongación de la vida de Jesús para el hombre de todos los tiempos. Así quiere Dios que sea nuestra vida para los demás, pero la clave de esa novedad está en la respuesta a una pregunta: ¿Me quieres de verdad? Sí, Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero", finalizó.