La fe nace en la Iglesia Católica, dice el Papa Benedicto XVI

La fe nace en la Iglesia Católica, dice el Papa Benedicto XVI

Continuando con sus catequesis por el Año de la Fe en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI resaltó que la fe nace en la Iglesia Católica, "conduce a ella y vive en ella".

Ante miles de fieles reunidos para la audiencia general de hoy, el Papa prosiguió sus reflexiones a partir de algunas preguntas: "¿la fe tiene un carácter sólo personal e individual? ¿Interesa sólo a mi persona? ¿Vivo mi fe por mi cuenta?".

Si bien "el acto de fe es un acto eminentemente personal, que tiene lugar en lo más profundo de mi ser y que marca un cambio de dirección, una conversión personal: es mi vida la que recibe un cambio de ruta", el Papa dijo que "la fe nace en la Iglesia, conduce a ella y vive en ella. Esto es importante recordarlo".

"En la liturgia del Bautismo, en el momento de las promesas, el celebrante pide manifestar la fe católica y formula tres preguntas: ¿Creéis en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?; ¿Creéis en Jesucristo? y, por último, ¿Creéis en el Espíritu Santo? Antiguamente, estas preguntas se dirigían personalmente al que iba a recibir el Bautismo, antes de sumergirse tres veces en el agua. Y aún hoy, la respuesta es en singular: ‘Creo’".

Pero esto, precisó el Santo Padre, "no es el resultado de mi reflexión solitaria, no es producto de mi pensamiento, sino que es el resultado de una relación, de un diálogo en el que hay un escuchar, un recibir y una respuesta, es la acción de comunicar con Jesús la que me hace salir de mi ‘yo’, encerrado en mí mismo, para abrirme al amor de Dios Padre".

"Es como un renacer, en el que me encuentro unido no sólo a Jesús, sino también a todos aquellos que han caminado y caminan por el mismo camino, y este nuevo nacimiento, que comienza con el Bautismo, continúa a lo largo de toda la vida".

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El Papa explicó que el creyente no puede construir su "fe personal en un diálogo privado con Jesús, porque Dios me dona la fe a través de una comunidad creyente, que es la Iglesia y me inserta en una multitud de creyentes, en una comunión, que no es sólo sociológica, sino que tiene sus raíces en el amor eterno de Dios, que en Sí mismo es comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es Amor trinitario".

"Nuestra fe es verdaderamente personal, sólo si es comunitaria: puede ser mi fe, sólo si vive y se mueve en el ‘nosotros’ de la Iglesia, sólo si es nuestra fe, la fe de la única Iglesia", precisó.

"Los domingos, en la Santa Misa, rezando el Credo, nos expresamos en primera persona, pero confesamos comunitariamente la única fe de la Iglesia. Ese ‘creo"’ pronunciado de forma individual, nos une al de un inmenso coro en el tiempo y en el espacio, en el que cada uno contribuye, por decirlo así, a una polifonía armoniosa en la fe".

El Catecismo de la Iglesia Católica, prosiguió el Papa, "lo resume claramente así: ‘Creer’ es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la Madre de todos los creyentes. ‘Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre’".

Tras recordar los inicios de la Iglesia con los Apóstoles que anunciaron el Reino de Dios superando el miedo, el Papa subrayó que "la Iglesia, por tanto, desde el principio, es el lugar de la fe, el lugar de la transmisión de la fe, el lugar en el que, mediante el Bautismo, estamos inmersos en el Misterio Pascual de la Muerte y Resurrección de Cristo, que nos libera de la esclavitud del pecado, nos da la libertad de hijos y nos lleva a la comunión con el Dios Trinitario".

Benedicto XVI se refirió luego a la Tradición, que es "una cadena ininterrumpida de la vida de la Iglesia, de anuncio de la Palabra de Dios, de celebrar de los Sacramentos, que llega hasta nosotros".

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La Tradición, dijo, "nos da la seguridad de que lo que creemos es el mensaje original de Cristo, predicado por los Apóstoles. El núcleo primordial del anuncio es el acontecimiento de la Muerte y Resurrección del Señor, de donde mana todo el patrimonio de la fe".

Recordando algunos pasajes del Concilio Vaticano II, el Papa explicó que "si las Sagradas Escrituras contienen la Palabra de Dios, la Tradición de la Iglesia la conserva y la transmite fielmente, para que los hombres de todas las épocas tengan acceso a sus vastos recursos y puedan enriquecerse con sus tesoros de gracia".

El Santo Padre destacó luego que "en la comunidad eclesial que la fe personal crece y madura". "Esto vale también para nosotros: un cristiano que se deja guiar y poco a poco configurar por la fe de la Iglesia, a pesar de sus debilidades, sus limitaciones y sus dificultades, se convierte como una ventana abierta a la luz del Dios vivo, que recibe esta luz y la transmite al mundo", añadió.

"La tendencia, hoy generalizada, de relegar la fe al ámbito privado contradice su propia naturaleza. Tenemos necesidad de la Iglesia para confirmar nuestra fe y experimentar juntos los dones de Dios: su Palabra, los Sacramentos, el sostén de la gracia y el testimonio del amor. Así nuestro ‘yo’ en el 'nosotros' de la Iglesia podrá percibirse, al mismo tiempo, destinatario y protagonista de un acontecimiento que lo sobrepasa: la experiencia de la comunión con Dios, que establece la comunión entre los hombres".

Para concluir el Papa Benedicto XVI dijo que "en un mundo donde el individualismo parece regular las relaciones entre las personas, haciéndolas cada vez más frágiles, la fe nos llama a ser Iglesia, portadores del amor y de la comunión de Dios para toda la humanidad".

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