Este Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco presidió en la tarde de Roma en la Basílica romana de San Anselmo en el Aventino, la liturgia de la Estación Cuaresmal a la que siguió la procesión penitencial hacia la cercana Basílica de Santa Sabina, donde a las 17.00 el Pontífice celebró la Santa Misa con la bendición e imposición de las cenizas.
Según señala Radio Vaticano, en su homilía, el Santo Padre destacó tres elementos que caracterizan la Cuaresma: la oración, que es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. "Porque en la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida, podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con Él. Y ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a 'zambullirnos en el mar de la oración', el mar del amor ilimitado de Dios, para gustar su ternura".
El segundo elemento relevante del camino cuaresmal es el ayuno. Pero debemos estar atentos, dijo el Papa, a no hacer "un ayuno formal", puesto que el ayuno tiene sentido si verdaderamente "mella nuestra seguridad", y si también de él deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se hace cargo de él.