Las autoridades policiales de Pakistán están investigando denuncias de que extremistas atacaron a enfermeras en Karachi, colocando veneno en el té que ellas bebían, la tarde del 30 de julio, durante el Ramadán, mes en el que los musulmanes tienen el deber de ayunar desde el amanecer hasta el ocaso.

Los informes más recientes apuntan a que las 11 enfermeras, que fueron ingresadas al Hospital Civil Karachi, están fuera de peligro, a pesar de que algunas de ellas fueron ingresadas inicialmente a cuidados intensivos, tras tomar el té envenenado.

Entre las enfermeras se encontraban tres cristianas, por lo que la Fundación Masihi, una organización que defiende los derechos de los cristianos, calificó de un “acto vil” contra la libertad religiosa y la tolerancia al ataque.

El Arzobispo de Karachi, Mons. Joseph Coutts, dijo el 1 de agosto a la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que ha pedido que se investigue el caso por la organización de defensa de católicos en Pakistán, la Comisión Nacional para Justicia y Paz.

“Aún no está claro el motivo detrás de este incidente de envenenamiento. ¿Fue un motivo religioso, fue un motivo criminal o fue puramente accidental?”, cuestionó.

Mons. Coutts dijo que “cualquiera que sea la verdad, es definitivamente una causa de preocupación, y esperamos obtener una imagen clara de lo que realmente sucedió, tan pronto como sea posible”.

El Prelado dijo que Karachi se encuentra bajo amenaza de muchos grupos extremistas, que tienen cero tolerancia para la supuesta actividad “anti-islámica”, como romper el ayuno en el Ramadán.

“Karachi tiene algunos elementos extremistas, pero también tiene una comunidad muy diversa, incluyendo un gran número de hindús y otros credos diferentes”, señaló.