"Cientos de miles son víctimas de la violencia islamista", otros "huyen del reclutamiento forzoso", como en Eritrea, o "de conflictos civiles", como en Sudán. También se ven afectados por "la represión estatal" y la "opresión familiar por razón de su fe", indicó.
El informe también advierte que "el modelo chino de control centralizado de la religión prevalece en el mundo". Al respecto, señala que "bajo la ideología comunista, en América Latina se ha utilizado el pretexto de la pandemia para vigilar e imponer más restricciones a las iglesias".
"En Cuba, después de las protestas masivas de julio, los líderes protestantes y católicos que reclamaban justicia social fueron arrestados, torturados y fuertemente sancionados. También en Nicaragua y Venezuela los partidos gobernantes promovieron campañas de difamación contra los obispos católicos, cancelaron los permisos de registro de las iglesias y clausuraron algunas", indica.
Además, señala que "los gobiernos autoritarios, así como las bandas criminales, se aprovechan del COVID para debilitar la Iglesia" en el mundo. "En Vietnam, por ejemplo, agentes estatales y no estatales utilizaron los brotes de COVID-19 para difamar las iglesias, llegando a promover acciones legales contra una de ellas", señala.