Cada 20 de enero se celebra la fiesta de San Sebastián, mártir, patrono de la arquería, de los soldados y los atletas.
Sebastián nació hacia el año 256 en Narbona, hoy territorio francés, pero que en ese momento era parte de Milán y, por lo tanto, del imperio romano. Siguió la carrera militar con éxito y llegó a ser jefe de la cohorte de la guardia imperial romana, cargo militar de altísimo rango que obtuvo, con seguridad, gracias a su fuerza, arrojo y astucia (las virtudes habitualmente ensalzadas en quienes formaban parte de las milicias romanas).
Sin embargo, contra lo que podría esperarse de alguien al servicio directo del emperador Diocleciano, célebre perseguidor de cristianos, Sebastián se convirtió a la fe y abrazó la causa de Cristo.