Hoy recordamos a Santa Martina, mártir, patrona de la ciudad de Roma, Italia

Santa Martina | Santa Martina, 30 de enero / ACI Prensa

De acuerdo a la tradición, Santa Martina fue una mujer romana de origen noble, que vivió hacia la primera mitad del siglo III. Por negarse a abdicar de su fe cristiana fue arrestada y sometida a crueles tormentos.

La joven terminaría entregando la vida en el martirio en los tiempos de Alejandro Severo, emperador entre los años 222 y 235.

Santa Martina es considerada una de las patronas de la ciudad de Roma.

Las reliquias de los mártires, anclas de la fe

La devoción a Santa Martina ganó fuerza a partir del descubrimiento de su sepultura y la recuperación de sus reliquias. Esto sucedió muchos siglos después de su muerte, en 1624, durante las excavaciones de la vieja iglesia que fue dedicada a la santa por el Papa Honorio I en el siglo VII, ubicada frente al foro romano.

En el momento de los hallazgos, el Papa Urbano VIII, preocupado por la renovación espiritual de la Iglesia, trasladó sus restos a otro templo, colocando el cráneo en un relicario especial, con el propósito de promover la devoción a la santa. Fue este Pontífice quien fijó su celebración el 30 de enero.

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Fe y tradición

Las fuentes históricas textuales más antiguas sobre Santa Martina datan del siglo VI -es decir, son posteriores a su muerte- por lo que algunos hagiógrafos han puesto en duda su existencia. Dicho escepticismo para algunos se acentúa si se considera que, en general, la carencia de fuentes cronológicamente cercanas a su ejecución abrió paso a la divulgación de algunas inexactitudes o leyendas.

No obstante, a pesar de las dificultades mencionadas, la fuerza con la que la tradición de la Iglesia ha conservado el nombre y la devoción a Santa Martina a lo largo de los siglos ha permitido que se le conserve siempre en el índice de los santos.

A la usanza cristiana: generosidad y desprendimiento

El relato tradicional más difundido sobre ella señala lo siguiente: Martina quedó huérfana de padre -un hombre rico y noble- y heredó sus bienes. Ella los habría repartido entre los pobres de la ciudad, a la usanza de muchos conversos de aquellos tiempos y se habría dedicado a la oración y al servicio de la naciente Iglesia.

Precisamente, debido a la práctica pública de su fe, alrededor del año 235, habría sido arrestada por orden de Alejandro Severo, y luego llevada al templo de Apolo. Allí se le ofreció dejarla libre si se retractaba de su fe cristiana y adoraba a los dioses Apolo y Diana. Martina rechazó tal posibilidad proclamando a Cristo como su único Dios y Señor.

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Esta negativa le valió ser sometida a los habituales tormentos que los romanos ponían en práctica: golpes, azotes, aceite hirviendo sobre las heridas. Incluso se le lanzó a una fosa llena de fieras, pero éstas no la tocaron, por lo que finalmente sería decapitada.

Si deseas conocer un poco más sobre esta mártir, te recomendamos este artículo de la Enciclopedia Católica: https://ec.aciprensa.com/wiki/Santa_Martina.

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