"De las palabras del Salmo Responsorial aprendemos que son los vulnerables los que merecen una mirada de amor especial por parte de Dios son los oprimidos, los hambrientos, los prisioneros, los forasteros, los huérfanos y las viudas. Son los habitantes de las periferias existenciales de ayer y de hoy".
"En Jesucristo el amor salvífico de Dios se hace tangible: 'Los ciegos recuperan la vista, los cojos caminan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia el Evangelio'. Estos son los signos que acompañan la realización del Reino de Dios. No sonidos de trompetas o triunfos militares, no juicios y condenas de pecadores, sino la liberación del mal y el anuncio de misericordia y de paz".
"También este año nos preparamos para celebrar el misterio de la Encarnación, del Emmanuel, el 'Dios con nosotros', que hace prodigios a favor de su pueblo, en particular de los más pequeños y frágiles. Tales prodigios son los signos de la presencia de su Reino. Y como los habitantes de las periferias existenciales continúan siendo muchos, debemos pedir al Señor que renueve el milagro de la Navidad cada año, ofreciéndonos nosotros mismos como instrumentos de su amor misericordioso hacia los últimos".