Estos son los 3 rasgos de los Cistercienses que el Papa quiere que imite toda la Iglesia

Estos son los 3 rasgos de los Cistercienses que el Papa quiere que imite toda la Iglesia
El Papa Francisco. Foto: L'Osservatore Romano

Con motivo de su Capítulo General, el Papa Francisco recibió en el Palacio Apostólico del Vaticano a representantes de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, ante los que destacó los tres elementos que caracterizan su vocación y que pueden ser trasladados al conjunto de la comunidad cristiana: "oración frecuente, sobriedad de vida y unidad en la caridad".

Oración frecuente

La oración frecuente que caracteriza la vida contemplativa de los cistercienses es "expresión de vuestro amor a Dios, reflejo del amor que abraza a toda la humanidad", señaló el Santo Padre dirigiéndose a los presentes.

El Papa destacó que "ser contemplativos exige un camino de fidelidad y perseverancia para convertirse en hombres y mujeres de oración, siempre llenos de amor por el Señor y transformándose en amigos suyos".

"No se trata de ser 'profesionales', en sentido negativo, de la oración", explicó el Pontífice, "sino, personas enamoradas de la oración, considerando la fidelidad exterior a la práctica y a la norma que regulan y marcan los momentos de oración no como un fin, sino como un medio para prodigarse en la relación personal con Dios. De esa manera, os convertís en maestros y testimonios que le ofrecen a Él el sacrificio de la alegría e interceden por las necesidades y la salvación del pueblo".

Sobriedad de vida

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Desde los orígenes de la Orden, los Cistercienses se han caracterizado por una gran sobriedad de vida, recordó Francisco. Ese rasgo "es una gran ayuda para concentrarse en lo esencial y llegar más fácilmente a la alegría del encuentro con Cristo. Este elemento de simplicidad espiritual y existencial conserva todo su valor de testimonio en el actual contexto cultural que, con demasiada frecuencia, induce al deseo de bienes efímeros e ilusorios creados artificialmente".

Ese estilo de vida "favorece también vuestras relaciones internas y externas al monasterio. No vivís como eremitas en comunidad, sino como ascetas en un desierto singular".

El Papa reflexionó, a partir de esa idea, sobre el valor de la soledad. "Dios se manifiesta en vuestra soledad personal, del mismo modo que en la solidaridad, que os une a los miembros de la comunidad. Estáis solos y separados del mundo para entrar en el sentido de la intimidad divina".

Al mismo tiempo, "estáis llamados a dar a conocer y a compartir esta experiencia espiritual con los otros hermanos y hermanas, en un equilibrio constante entre la contemplación personal, la unión a la liturgia de la Iglesia y la acogida a cuantos buscan momentos de silencio para introducirse en la experiencia de vida con Dios".

Unidad en la caridad

Por último, esa unidad en la caridad, según explicó el Papa, "es el paradigma de toda familia religiosa llamada a seguir a Cristo de forma más estrecha en la dimensión de la vida comunitaria, y se expresa, principalmente, en vuestra comunidad monástica singular en un clima de sincera y cordial fraternidad".

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