24 de febrero de 2014 / 02:13 PM
En su homilía de la Misa habitual que celebró esta luines por la mañana en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco dijo que es absurdo amar o seguir a Cristo sin la Iglesia, pues Cristo y la Iglesia están siempre unidos y cuando el Señor llama a una persona, la lleva a la Iglesia.
Reflexionando en el pasaje del Evangelio sobre un muchacho poseído por un demonio, el Santo Padre analiza toda la escena y sus elementos: el de los presentes, que discuten sin resultado, Jesús que llega y se informa, "la bulla que viene a menos", el padre angustiado que emerge de la muchedumbre y decide contra toda esperanza confiarse en Jesús. Y Jesús, que compadecido por la fe cristalina de aquel papá, expulsa el espíritu y luego se inclina con dulzura ante el joven, que parece muerto, ayudándolo a volverse a levantar.
Según señala Radio Vaticano, el Papa afirmó que "todo aquel desorden, aquella discusión termina en un gesto: Jesús que se abaja, se inclina ante el muchacho. Estos gestos de Jesús nos hacen pensar. Jesús cuando cura, cuando va entre la gente y sana a una persona, jamás la deja sola. No es un mago, un brujo, un curandero que va, cura y continúa su camino: a cada uno lo hace regresar a su lugar, no lo deja en la calle. Son gestos bellísimos del Señor".