En la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta en donde reside, el Papa Francisco alentó a los cristianos a no buscar una santidad "de lavandería", que sea "toda bonita, impecable" pero que no tenga el celo de predicar al Señor ni el amor misericordioso por los demás.
Reflexionando sobre la historia de Jonás, el Papa dijo que en el Evangelio Jesús habla de una "generación perversa". Su palabra es muy fuerte. Pero, advirtió, no se refería a la gente "que lo seguía con tanto amor", sino a los "doctores de la ley" que "trataban de ponerlo a la prueba para hacerlo caer en la trampa".
Estas personas, de hecho, "le pedían señales" y Jesús responde que sólo se les dará "la señal de Jonás". Existe, sin embargo, advirtió el Papa Francisco, el "síndrome de Jonás". El Señor le pidió que fuera a Nínive, y él huyó a España. Jonás, dijo, "tenía las cosas claras": "la doctrina es ésta", "se debe hacer esto" y que los pecadores "se las arreglen ellos, yo me voy". A aquellos que "viven según este síndrome de Jonás", añadió el Pontífice, Jesús "llama hipócritas, porque no quieren la salvación" de la "gente pobre", de los "ignorantes" y de "pecadores".