6 de marzo de 2014 / 12:34 PM
En el encuentro que esta mañana sostuvo con los sacerdotes de la diócesis de Roma (Italia), el Papa Francisco mostró tal vez su lado más humano al narrar la peculiar historia de la pequeña cruz que lleva consigo desde hace varias décadas y que -según afirma- lo ayuda a luchar contra los malos pensamientos.
El Santo Padre explicó que la cruz que lleva consigo pertenecía al Padre José Aristi, de la parroquia del Santísimo Sacramento en Buenos Aires, que era conocido por ser un gran confesor y acompañó prácticamente a todo el clero de la capital argentina. El Padre Aristi confesó al Papa Juan Pablo II durante una de sus visitas a Argentina.
"En aquel tiempo yo era vicario general y vivía en la curia. Cada mañana iba a ver el fax a ver si había alguna cosa. Y la mañana de Pascua leí un fax del superior de la comunidad (del P. Aristi). 'Ayer, media hora antes de la Vigilia Pascual, falleció el P. Aristi, a los 94 (o 96) años. El funeral será el día tal…'. Y la mañana de Pascua debía almorzar con los sacerdotes de la casa de reposo – lo hacía habitualmente en Pascua – y luego –me dije– iré a la iglesia. Era una iglesia grande, muy grande, con una cripta bellísima".