El Papa Francisco presidió esta noche en la playa de Copacabana (Brasil), el recorrido del Vía Crucis junto a más de un millón de jóvenes, a quienes recordó que en la Cruz "está todo el amor de Dios" y los exhortó a tener la valentía de ir contra la corriente y no ser indiferentes como Pilatos que se lavó las manos, sino ser como el Cireneo que ayudó a Cristo a llevar la Cruz, o como María y las mujeres que lo acompañan hasta el final.
En su discurso al final del Vía Crucis, el Papa afirmó que la Cruz enseña "a mirar siempre al otro con misericordia y amor (…) a salir de nosotros mismos para ir a su encuentro y tenderles la mano". "Muchos rostros han acompañado a Jesús en su camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… También nosotros podemos ser para los demás como Pilato, que no tiene la valentía de ir contracorriente para salvar la vida de Jesús y se lava las manos", advirtió.
El Santo Padre presenció desde el estrado principal el recorrido que la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) hizo por cada una de las trece primeras estaciones, hasta llegar a la última estación ubicada en el estrado donde se encontraba Francisco. En cada una de estas, jóvenes peregrinos escenificaron cada pasaje del Vía Crucis donde reflexionaron sobre las realidades del mundo de hoy.