18 de abril de 2010 / 03:34 PM
En el encuentro que sostuvo con unos 15 mil jóvenes en el Puerto Grande La Valeta en Malta, el Papa Benedicto XVI, tomando el ejemplo del joven San Pablo que de perseguidor de cristianos pasó a ser el gran Apóstol de Gentes, explicó que Dios ama a todas y cada una de las personas de todos los tiempos, no rechaza absolutamente a nadie; y alentó a anunciarlo a todos sin tener miedo.
Tras relatar la experiencia de conversión de Pablo camino a Damasco, el Santo Padre refiere que "quizás alguno de vosotros me dirá que, a veces, San Pablo era severo en sus escritos. ¿Cómo se puede afirmar entonces que ha difundido un mensaje de amor? Mi respuesta es ésta: Dios ama a cada uno de nosotros con una profundidad y una intensidad que no podemos ni siquiera imaginar".
Dios, dijo el Papa, "nos conoce íntimamente, conoce cada una de nuestras capacidades y cada uno de nuestros errores. Puesto que nos ama tanto, desea purificarnos de nuestros errores y fortalecer nuestras virtudes de manera que podamos tener vida en abundancia. Aunque nos llame la atención cuando hay algo en nuestra vida que le desagrada, no nos rechaza, sino que nos pide cambiar y ser más perfectos. Esto es lo que le pidió a San Pablo en el camino de Damasco. Dios no rechaza a nadie, y la Iglesia tampoco rechaza a nadie. Más aún, en su gran amor, Dios nos reta a cada uno para que cambiemos y seamos mejores".