Destacando que la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1994 escribió que quienes están casados y vueltos a casar pueden recibir la comunión espiritual, cuestionó: "¿por qué, entonces, (esa persona) no puede también recibir la comunión sacramental?"
Dijo además que en los orígenes de la Iglesia, cuando alguien comenzaba una nueva relación aunque el esposo o esposa estuviera aún con vida, "luego de un periodo de penitencia tenía disponible… un salvavidas a través de la admisión a la Comunión".
Sugiriendo "un camino de conversión" que involucre el sacramento de la confesión, preguntó "si ¿no sería también el camino que podríamos seguir en este asunto?"
Cuando alguien que se casa una vez y luego se vuelve a casar "se arrepiente del fracaso de su primer matrimonio", y si no puede volver a ese matrimonio, y si "no puede abandonar sin gran daño" las responsabilidades del segundo matrimonio, y si "hace lo mejor que puede para vivir las posibilidades del segundo matrimonio sobre la base de la fe y criar a los hijos en la fe" y si "tiene el deseo de recibir los sacramentos como fuente de fortaleza en su situación", el Cardenal Kasper dijo entonces que "¿debemos o podríamos negarle, luego de un periodo de una nueva orientación (metanoia), el sacramento de la penitencia y luego la Comunión?"
El Purpurado aclaró que esta no es una "solución general" sino "el camino angosto para el que es probablemente el más pequeño grupo de los divorciados vueltos a casar, aquellos sinceramente interesados en los sacramentos". "La vida no es blanca o negra, hay, de hecho, muchos matices", añadió.
El Cardenal Kasper enfatizó la necesidad de "discreción, discernimiento espiritual, sagacidad y sabiduría pastoral" en estos casos. "Esta discreción no es un compromiso fácil entre los extremos del rigorismo y laxitud, sino que, como toda virtud, es una perfección entre estos extremos".
Concluyendo su discurso, dijo, "tenemos que tomar un punto de vista inicial positivo y redescubrir y anunciar el Evangelio a la familia en toda su belleza. La verdad convence a través de su belleza".
"Necesitamos ayudar, con palabras y hechos, para asegurar que las personas encuentren la felicidad en la familia y así puedan dar a otras familias un testimonio de su alegría".