Drama de niños migrantes a Estados Unidos se agudiza por crisis familiar en El Salvador, alertan

Drama de niños migrantes a Estados Unidos se agudiza por crisis familiar en El Salvador, alertan
Imagen referencial. Foto: Flickr Zaqi (CC-BY-SA-2.0)

La fractura del entorno familiar y la creciente violencia se encuentran entre las causas que han agudizado la crisis de menores migrantes de El Salvador a Estados Unidos.

En los últimos meses, con la ilusión sembrada por mafiosos y traficantes de personas de obtener fácilmente beneficios de salud y ciudadanía, decenas de miles de menores, sin compañía de sus padres ni adultos que se puedan responsabilizar de ellos, han ingresado ilegalmente a Estados Unidos.

En declaraciones a ACI Prensa el 8 de agosto, Roger Milton Herrera, del Semanario Orientación, medio oficial del Arzobispado de San Salvador (El Salvador), advirtió que "en El Salvador campea la percepción de inseguridad, un temor general de convertirnos en víctimas de un hecho delincuencial o de abusos debido a la pérdida de valores y fractura del entorno familiar".

"Todos sentimos esa precariedad, y por supuesto nuestros jóvenes, niñas y niños que no pueden racionalizar ese tipo de hechos.  Esta posible victimización está tan arraigada desde los centros de estudio (rivalidad entre instituciones), lugar de residencia (ya que las pandillas pelean por dominar un territorio concreto), así como la misma familia (abusos, irrespeto, golpes, amenazas, entre otros)".

Herrera indicó que "quienes han sido afectados -directa o indirectamente- por este tipo de hechos consideran como la alternativa más viable abandonar el país, máxime si ya hay familiares en el extranjero que les pueden patrocinar esa travesía, o ayudar a iniciar su vida en nuevo país".

El periodista católico explicó que la migración de El Salvador a Estados Unidos encuentra explicación en los problemas de educación, desempleo y pobreza, así como en "una visión sesgada que nos dice que la vida afuera de las fronteras nacionales siempre será favorecedora y mucho mejor en todo sentido".

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"Es un proyecto colectivo, muchas veces familiar, el que ha creado esa cadena, donde migraron primero los adultos y ahora buscan reunir nuevamente a su familia haciendo que los más jóvenes emprendan ilegalmente ese camino, sin ponerse a pensar en que ellos no pueden enfrentar los peligros de ese viaje, de la misma manera que los adultos".

Herrera subrayó que "este fenómeno de los menores migrantes, a pesar de que no es nada nuevo en nuestros países latinoamericanos, poco a poco se ha agudizado y ha sido piedra angular en la desunión de las familias".

"Esa alza en hogares donde un hermano mayor o pariente cercano (abuelos, abuelas, tíos, tías, etc.) es cabeza de familia precisamente ha sido el detonante para alcanzar los niveles de violencia que vivimos en la actualidad. En El Salvador el promedio de asesinatos ronda 11.5 muertes diarias y, en la mayoría de los casos se trata de hombres jóvenes".

Este factor social, que implica "la violencia y crimen organizado como las Pandillas y el Narcotráfico, junto a factores sociopolíticos como los niveles de gobernabilidad, fallas judiciales profundas y la inseguridad, han hecho que las personas decidan migrar".

El otro factor, advirtió, "es definitivamente el económico. Nuestro país adolece de un bajo crecimiento económico y desempleo, aunado a los fenómenos medioambientales como vulnerabilidad sísmica (el último gran terremoto 2001), huracanes o depresiones tropicales (2010) y carencia de agua potable fomentan una idea colectiva de que la única manera de sobrellevar la situación es viajar a otras fronteras".

El periodista salvadoreño indicó entre sus propuestas de solución a la crisis de la migración de menores que el Estado fortalezca "las instituciones que trabajan el área de niñez y adolescencia (a manera de prevención del fenómeno), así como aunar sus esfuerzos a los de organizaciones de la sociedad civil, o bien de otras naciones de la región".

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"Solo la coordinación interinstitucional a manera de bloque, puede marcar una diferencia real en el respeto y brindar oportunidades adecuadas para nuestra infancia (educación, estabilidad social, valores e identidad cultural, entre otros)".

Otro punto importante, destacó, es que se fomente "la defensa y protección de los derechos de la niñez (tanto en los países de origen, como la niñez migrante). Trabajar con los jóvenes en entornos de riesgo y velar por su bienestar".

Esta atención, destacó, "pasa por no criminalizar a las personas en ese proceso migratorio, respetando las condiciones particulares de un menor de edad".

Herrera criticó además que los países centroamericanos "se han preocupado por exportar capital humano, en preparar a jóvenes 'talentos' para que luego vayan a profesionalizarse o trabajar en el extranjero", y con esto "no se posibilita los espacios adecuados dentro del país para generar ese semillero de mentes amplias, capacitadas y mejor desarrolladas".

"Pienso que es necesario desde la familia, escuela e instituciones, como la Iglesia, generar ese deseo por querer cambiar la realidad de nuestro entorno desde nuestro país".

Para el periodista salvadoreño, la solución pasa por "no sentir 'envidia' de prestaciones sociales, salarios o beneficios de otros países".

"Si tuviéramos unas pocas alternativas de estudio o trabajo dignamente remunerado, imagino se pensaría dos veces en arriesgarse a emprender un viaje tan complicado como el que a diario afrontan miles de personas", concluyó.

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