El Obispo de Nueve de Julio (Argentina), Mons. Martín de Elizalde, señaló que el fallo de la Corte Suprema de Justicia declarando no punibles algunos casos de aborto, “abre la puerta a una práctica abortista casi ilimitada”.

El Prelado dijo que la sentencia “declarando la no punibilidad de los abortos cometidos en casos en que la concepción de la nueva vida humana se deba a una violación o que la continuación del embarazo afecte la salud o ponga en peligro la vida de la madre, abre la puerta a una práctica abortista casi ilimitada; ella no reconoce otro fundamento que la situación de la persona afectada y llevará a consecuencias sumamente dolorosas”.

“En este sentido, la Iglesia tiene el deber de recordar que, a pesar de las decisiones procedentes de organismos del Estado, subsiste el primado del respeto a la vida humana, aun en las personas no nacidas, y que no es lícito moralmente proceder a la supresión de seres indefensos”.

También, dijo, “los familiares de quienes se encuentran en esta difícil situación tienen el deber de buscar la verdad que ilumina las conciencias y orienta las conductas, a fin de evitar el mal inmenso del aborto”, recordó al referirse al protocolo hospitalario aprobado en la provincia de Buenos Aires para los casos de abortos no punibles.

El Obispo sostuvo en este mismo sentido que “los profesionales, médicos y enfermeros, tienen la obligación moral de no participar en estos hechos, así como los directores y responsables de hospitales, clínicas y centros de salud”.

Tras considerar que “quitar la vida al impedir un nacimiento es una profunda injusticia, haciendo a este nuevo ser la víctima de una situación de la cual no es responsable –la violación o el peligro para la madre– y sin poder defenderse”, lamentó que “en la Argentina actual, parece difícil, cuando no imposible, oponerse a las leyes injustas, que promueven situaciones que contradicen la misma naturaleza humana y se oponen a la tradición de nuestro pueblo”.

Mons. Elizalde hizo un llamado a “todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse con los creyentes, para defender la vida, fortalecer la familia, sanear las costumbres protegiendo a los jóvenes, educándolos en los valores espirituales y proponiéndoles aquellas actitudes verdaderamente constructivas y que están abiertas a un sentido trascendente”, pero aclaró que “es un proceso que no radica en la mera prohibición, por supuesto, sino en la formación moral y en la responsabilidad personal”.

Asimismo, aseguró que “el aborto no remedia el daño causado por una violación, ni puede ésta ser una justificación para que recaiga sobre la vida inocente semejante castigo. Tampoco el aborto, aunque disminuya el riesgo para la salud de la madre, aporta la solución integral, pues el corazón maternal y la conciencia de ser gestadora de una vida nueva sentirán siempre la grave herida causada por la muerte del hijo”.

Por esto, el Obispo bonaerense señaló que “son situaciones que reclaman una respuesta a través de una conducta integral, y no de intervenciones violentas, por lo que la aplicación del fallo de la Corte causará seguramente más dolor y desgarramiento moral”.

Criticó luego que “nuestros legisladores y jueces, cada cual en su ámbito, hayan permanecido silenciosos o indiferentes, cuando no han expresado abiertamente su apoyo a estas medidas”.

Sostuvo asimismo que “corresponde a los laicos, en la sociedad políticamente organizada, defender en esos ámbitos a la vida, a la institución familiar y a los niños y jóvenes, y proponer aquellos recursos que la consoliden y la muestren como una propuesta que da felicidad y conduce a la plenitud en el bien”.

Por último, Mons. Elizalde pidió “a Dios Nuestro Señor, Creador de la vida, que inspire a todos los que tienen responsabilidades en este campo, y que conceda a la sociedad argentina afirmarse y crecer en el respeto de la vida inocente y la promoción de una existencia fundada en el bien, la verdad y la justicia, afirmada en el ámbito familiar y trasmitida a las nuevas generaciones”.