Finalmente, con los obispos congoleños compartí la alegría y la fatiga del servicio pastoral. Les invité a dejarse consolar por la cercanía de Dios y a ser profetas para el pueblo, con la fuerza de la Palabra de Dios, a ser signos de la actitud que tiene el Señor con nosotros, su compasión, su cercanía, su ternura. Es el modo en el que el Señor actúa con nosotros: se hace cercano, con compasión y con ternura. Esto pedí a los obispos y a los sacerdotes.
La segunda parte del viaje tuvo lugar en Yuba, capital de Sudán del Sur, Estado nacido en 2011. Esta visita tuvo una fisonomía totalmente particular, expresada por el lema que retomaba las palabras de Jesús: "Rezo para que sean una sola cosa" (cfr Jn 17,21). De hecho, se trató de una peregrinación ecuménica de paz, realizada junto a los jefes de dos Iglesias históricamente presentes en esa tierra: la Comunión Anglicana y la Iglesia de Escocia. Era el punto de llegada de un camino iniciado hace algunos años, que nos había visto reunidos en Roma en 2019, con las autoridades sursudanesas, para asumir el compromiso de superar el conflicto y construir la paz.
En 2019 se llevó a cabo un retiro espiritual, aquí en la Curia, de dos días, con todos los políticos, toda esta gente, aspirantes, algunos enemigos entre ellos, pero estaban todos en el retiro, y esto dio fuerza para ir hacia adelante.
Lamentablemente el proceso de reconciliación no ha avanzado y el recién nacido Sudán del Sur es víctima de la vieja lógica del poder y de la rivalidad, que produce guerra, violencias, refugiados y desplazados internos. Agradezco mucho por la acogida que nos dio y cómo está intentando gestionar este camino no fácil para no decir "no" a la corrupción y al tráfico de armas y "sí" al encuentro y al diálogo. Y esto es vergonzoso eh, muchos países 'civilizados' ofrecen ayuda a Sudán del Sur, la ayuda consiste en armas, armas, para fomentar la guerra, esto es una vergüenza.