Después de tres años de una guerra devastadora que ha dejado hasta ahora 140 mil muertos y 2 millones y medio de refugiados, el Obispo católico caldeo de Aleppo y presidente de Cáritas Siria, Mons. Antoine Audo, señaló que "muchas iglesias están vacías, profanadas por las bombas y abandonadas, porque la mayoría de los cristianos huyeron".
En diálogo con la agencia vaticana Fides, el Prelado dijo que "permanecen solo los más pobres. La incertidumbre y el miedo consumen la fuerza física y espiritual de las gentes" y agregó que el conflicto en curso está aniquilando al pueblo sirio a nivel psicológico, y esto empuja a Cáritas a hacerse cargo de las nuevas situaciones de emergencia, tales como el bloqueo de las actividades laborales y de la asistencia psico-social.
Durante la primera semana de marzo se celebró en Harissa, en el Líbano, la reunión de los agentes de Cáritas. Sobre los resultados de estos trabajos, el Prelado dijo a Fides: "por primera vez los agentes de Caritas que actúan en las seis regiones en las que hemos dividido Siria se reunieron todos. Casi un centenar. Esta sesión plenaria nos permitió constatar el gran trabajo que se está llevando a cabo en un país devastado, y surgieron las necesidades humanas que estamos llamados a hacer frente".