El Arzobispo de México (México), Cardenal Norberto Rivera Carrera, defendió el derecho y el deber de la Iglesia de participar en la vida pública del país y afirmó que las personas no están obligadas a obedecer a una autoridad que se opone abiertamente a los derechos humanos.
"La autoridad civil tiene como límites todo aquello que va en contra de los ciudadanos, porque el poder del gobernante no tiene más función que el servicio efectivo al pueblo que lo eligió o aceptó".
Cuando la autoridad "se sale del marco legal desde donde puede y debe gobernar, no hay obligación de tributarle obediencia, y si se opone abiertamente a los derechos humanos fundamentales, entonces hay que negarle la obediencia", indicó.