El Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, Cardenal Marc Ouellet, presidió ayer la Misa de clausura del Congreso Internacional Guadalupano realizado en México, en la cual destacó eventos importantes ocurridos durante el Año de la Fe -como la elección del Papa Francisco-, y que "nos invitan a confiar en el Espíritu Santo".

Durante la homilía, el Purpurado agradeció la hospitalidad del Arzobispo de México (México), Cardenal Norberto Rivera, y de las autoridades del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, y afirmó que el encuentro "Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización en el continente americano" es "uno de los grandes beneficios del Año de la Fe, que Su Santidad Benedicto XVI convocó y Nuestro Santo Padre Francisco llevará a término, al igual que la Encíclica Lumen Fidei, que ambos escribieron".

En ese sentido, dijo que otro acontecimiento importante del Año de la Fe ha sido la generosa renuncia de Benedicto XVI al pontificado. Resultó ser "el más grande testimonio de fe, para dejar paso a un sucesor más joven que ejerza con mayor eficacia el ministerio petrino", y que derivó en la elección del Papa Francisco, el primer Pontífice latinoamericano, "quien ha tomado el timón de la Barca de Pedro con mano firme y nos lleva de sorpresa en sorpresa hacia nuevos horizontes".

Según informó el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el Cardenal Ouellet mencionó que en este Año de la Fe también se confirmó la próxima canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, "que fueron signos extraordinarios de esperanza para todo el planeta".

"Todos estos acontecimientos nos invitan a confiar en el Espíritu Santo, que seguirán sorprendiéndonos y que quiere ahora renovar a toda la Iglesia y, especialmente, a la familia", afirmó.

Finalmente, el Purpurado invitó a los fieles y autoridades eclesiásticas presentes orar por el próximo Sínodo sobre la familia, que –en sus palabras– deberá afrontar nuevos desafíos. Agradeció nuevamente a Dios "por darnos un Pastor que lleva a cabo, de forma concreta, la Nueva Evangelización", y pidió "que el Espíritu de la Misión Continental despliegue ampliamente sus dones a todas las naciones. ¡Que toda América sea atravesada por un gran soplo misionero!".