En un breve discurso dirigido a los Padres Sinodales, al inicio del Sínodo dedicado a la Nueva Evangelización, el Papa Benedicto XVI remarcó la importancia de la pasión por comunicar a Cristo al mundo y la conciencia de que Dios actúa en la Iglesia.

El Santo Padre subrayó que las interrogantes sobre si Dios es una hipótesis, una realidad o no, son hoy tan actuales como antaño. El Evangelio es la respuesta de la Iglesia a esas interrogantes, indicó.

“Con el Evangelio, Dios ha roto su silencio; nos ha hablado y ha entrado en la historia. Jesús es su palabra; el Dios que demuestra que nos ama y que sufre con nosotros hasta la muerte para resucitar después”.

Benedicto XVI también señaló que uno de los retos es cómo comunicar esa realidad a la humanidad de nuestra época, para que aprenda sobre la salvación.

El Papa recordó que “la Iglesia no se hace a sí misma, puede solamente dar a conocer lo que Dios ha hecho. La Iglesia no comienza con nuestro hacer, sino con el hacer y el hablar de Dios”.

Precisamente por ello, el Papa indicó que no por una mera formalidad cada Asamblea Sinodal comienza con una plegaria, sino porque es una demostración de la certeza de la Iglesia de que la iniciativa siempre viene de Dios, que nosotros sólo la podemos importar y que, con Dios, la Iglesia sólo puede cooperar.

Tras esta toma de conciencia, señaló el Santo Padre, el paso siguiente es el de la “confesión”, el testimonio, incluso en las situaciones que puedan implicar graves peligros.

Benedicto XVI dijo que el testimonio en momentos difíciles es, precisamente, una garantía de credibilidad, pues implica la disponibilidad a dar la vida por aquello en que se cree.

El Papa señaló que el mundo también necesita de una forma visible, un “ropaje”, y este es la caridad.

La fe debe transformarse en nosotros en llama de amor, que encienda nuestro ser y se propague al prójimo. Esta es la esencia de la evangelización, concluyó.