En sus palabras previas al rezo del Ángelus, desde la residencia de verano de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI indicó que Jesús es el milagro más grande del universo, pues es “todo el amor de Dios contenido en el corazón humano, en un rostro de hombre”.

El Santo Padre señaló, en referencia al Evangelio del día, que a Jesús le escandaliza la cerrazón del corazón de la gente a Él, “a pesar de que sabe que ningún profeta es bien recibido en su patria”.

“¿Cómo es posible que no reconozcan la luz de la Verdad? ¿Porque no se abren a la bondad de Dios, que ha querido compartir nuestra humanidad?”, cuestionó.

Benedicto XVI indicó que “a causa de esta cerrazón espiritual, Jesús no pudo cumplir en Nazaret ‘ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos’”.

“En efecto los milagros de Cristo no son una exhibición de potencia, sino signos del amor de Dios, que se actúan ahí en donde encuentra la fe del hombre”.

El Santo Padre señaló que quien comprendió verdaderamente la realidad de Jesús fue la Virgen María, pues “su maravilla por Él está colmada de fe, plena de amor y de gozo al verlo así humano y, al mismo tiempo, así divino”.

“Aprendamos de ella, nuestra Madre en la fe, a reconocer en la humanidad de Cristo la perfecta revelación de Dios”, exhortó.