En sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los peregrinos reunidos en su residencia de verano en Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI afirmó que “el centro de la existencia, aquello que da sentido pleno y firme esperanza al camino, a menudo difícil, es la fe en Jesús, es el encuentro con Cristo".

"No se trata de seguir una idea, un proyecto, sino de encontrarlo como una Persona viva, de dejarse implicar totalmente por él y por su Evangelio", explicó.

El Santo Padre subrayó que "Jesús invita a no detenerse en el horizonte humano y abrirse al horizonte de Dios, al horizonte de la fe. Él exige una única obra: recibir el plan de Dios, esto es 'Creer en aquel que Él ha enviado'".

"Moisés había dado a Israel el maná, el pan del cielo, con el cual Dios mismo había alimentado a su pueblo. Jesús no dona cualquier cosa, sino Sí mismo: es Él el 'pan verdadero, bajado del cielo', y es en el encuentro con Él que nosotros encontramos al Dios viviente".

Benedicto XVI subrayó que tanto "en los días cargados de ocupaciones y de problemas, pero también en aquellos de descanso y de distensión, el Señor nos invita a no olvidarnos que si bien es necesario preocuparse por el pan material y restaurar las fuerzas, aún más fundamental es el hacer crecer la relación con Él, reforzar nuestra fe en Aquel que es el 'pan de vida', que colma nuestro deseo de verdad y de amor".

"Jesús quiere ayudar a la gente a ir más allá de la satisfacción inmediata de las propias necesidades materiales, aún si son importantes. Quiere abrir a un horizonte de la existencia que no es simplemente aquel de las preocupaciones cotidianas del comer, del vestir, de la carrera".

El Papa indicó que "Jesús habla de una comida que no perece, que es importante buscar y acoger".