1 de septiembre de 2010 / 12:45 AM
Jamie Ogg es un milagro para los australianos. Nació antes de los siete meses de gestación, era tan frágil que los médicos lo dieron por muerto y lo entregaron a su madre para el primer y último abrazo. Dos horas después, mientras aún recibía las caricias maternas, el pequeño comenzó a dar señales de vida.
Kate y David Ogg solo dan gracias a Dios por su milagrosa historia. Kate dio a luz a sus mellizos Emily y Jamie a las 27 semanas de embarazo. La niña sobrevivió sin mayores complicaciones, pero los médicos creían que el varón no tenía posibilidades de sobrevivir.