El Cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió la beatificación de la religiosa María del Carmen Lacaba Andía y 13 compañeras mártires concepcionistas franciscanas en la catedral de la Almudena de Madrid (España).

Durante la celebración se llevó una reliquia de una de las dos religiosas de las que se han podido encontrar sus cuerpos, ya que del resto no se pudieron localizar nunca.

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En la Misa concelebraron el Arzobispo de Madrid, el Cardenal Carlos Osoro; Mons. José Carballo, Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; el Cardenal Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE; el Cardenal Carlos Amigo, Arzobispo emérito de Sevilla, así como Mons. Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo.

También participaron en la celebración Mons. Juan del Río, Arzobispo castrense; Mons. Eusebio Hernández, Obispo de Tarazona; Mons. Juan Antonio Martínez Camino, Obispo auxiliar de Madrid. Así como el superior provincial de la Provincia de los Capuchinos de España, P. Benjamín Echeverría; y el vicario provincial y el provincial de la Provincia de los Menores, de España, P. Carlos Coca y P. Juan Carlos Moya, respectivamente, entre otros.

Durante la homilía el Cardenal Becciu aseguró que "la perescución religiosa que pretendía eliminar a la Iglesia en España, ellas se mantuvieron fuertes en la fe. No se asustaron ante los ultrajes, las dificultades y la persecución, estaban preparadas para sellar con sus vidas la verdad que profesaban con sus labios. Asociando a la fe en Jesús, su martirio de fe, esperanza y caridad".

Las 14 religiosas beatificadas procedían de 3 monasterios diferentes: El monasterio de San José en Madrid, la comunidad de Escalona en Toledo y al convento de El Pardo en Madrid.

"Fue precisamente la aversión a Dios y a la fe cristiana lo que determinó su martirio, de hecho sufrieron persecución y muerte por su estado de vida religiosa y por su total adhesión a Cristo y a la Iglesia", subrayó el Cardenal.

"Sus verdugos eran milicianos que guiados por el odio a la Iglesia catolica eran protagonistas de una persecucion religiosa general y sistematica contra las personas más representativas de la comunidad católica", afirmó. 

De esta manera el Purpurado subrayó que "ellas son un ejemplo y un estímulo para todos, pero sobre todo para las monjas concepcionistas y para todas consagradas que dedican sus vida a la oración y contemplación. En esta preciosa misión orante, las religiosas de clausura están llamadas a "gustar y ver qué bueno es el Señor", para dar testimonio a todos de lo cautivador que es el amor de Dios".

Aunque sus muertes tuvieron lugar en momentos distintos, el Prefecto para la Congregación de las Causas de los santos destacó que "todas perseverando en su consagración a Dios dieron sus vidas por la fe y como prueba suprema de amor" y todas "enfrentaron con generosidad y coraje su entrega de sacrificio al Señor".

El Cardenal Becciu también recordó que durante el asalto al monasterio de Madrid "los atacantes gritaban: "Mueran las monjas". Y ellas morirían exclamando: 'Viva Cristo Rey'".

"En el caso de las religiosas de El Pardo, sus verdugos cuando descrubriron a las monjas junto con las persona que las habían escondido tras el asalto del monasterio, les preguntaron: "¿Vosotras sois monjas?" Las religiosas respondieron: "Sí por la gracia de Dios". Lo que para ellas equivalía a una sentencia de muerte, que los milicianos ejecutaron sin otra motivación", aseguró el Cardenal.

Sobre la muerte de las religiosas de la comunidad de Escalona en Toledo, el Prefecto recordó que "fueron enviadas a la Dirección General de Seguridad de Madrid para obligarlas a abandonar la fe y apostatar. Para forzar a las monjas más jóvenes a tal acción, separaron a las más ancianas del grupo y fueron más llevadas a un callejón sin salida donde fueron torturadas y finalmente fusiladas".

Por eso destacó que "todos los testimonios que hemos recibido nos invitan a afirmar que las monjas concepcionistas murieron porque eran discípulas de Cristo, porque no quisieron renegar de su fe y votos religiosos".

 "Se dirigieron al martirio glorificando a Dios y perdonando a sus verdugos" y "siguiendo el ejemplo de Cristo que dijo en la cruz 'Padre perdónalos porque no saben lo que hacen'", afirmó en la homilía.

Por eso el Cardenal aseguró que "el testimonio de esas beatas constituye un ejemplo vivo cercano para todos. Sus muertes heroicas es un signo elocuente de cómo la Iglesia no depende de proyectos o cálculos sino que brota de la total adhesión a Cristo y a su mensaje de salvación".

Además la vida y la muerte de estas 14 religiosas es "un mensaje dirigido a las personas consagradas" ya que las anima "a permanecer fieles a la vocación y a la pertenencia de la Iglesia sirviendo a su instituido en una vida intensa de comunión fraterna y en la perseverancia y en el testimonio de la propia identidad de la religiosa".

Pero también afirmó que son ejemplo de vida par los laicos porque "recuerda la necesidad de adherirse dócilmente a la palabra de Dios a quienes todos estamos llamados a vivir y anunciar por el bautismo".

 

"Hoy damos gracias por esta fortaleza que se ha convertido en la fuerza de los mártires de España, la fuerza de la fe de la esperanza y del amor, ha demostrado ser más fuerte que la violencia. Hasido vencida la crueldad de los pelotones de fusilamiento y de todo el sistema de odio organizado. Cristo que se hizo prsente junto a los mártires vino a ellos con la fuerza de su muerte y de su martirio. Pero también con la fuerza de su Resurrección", afirmó el Cardenal.

El martirio de hecho es un declaración particular del misterio pascual que se ofrece a los hombres de todos los tiempos como una promesa de nueva vida. Así escribió el famosos escritor romano Tertuliano "sangre de mártires semilla de nuevos cristianos".

Además subrayó que "no podemos dudar de la fecundidad de ésta simiente, aunque parecen crecer las diversas formas y las fuerzas que intentan retirar de las conciencias y del tejido social el "semen cristianorum", es decir, los valores cristianos".

"Ante las actitudes de cerrazón hacia las personas necesitadas, ante la indiferencia religiosa, el relativismo moral, la arrogancia de los más fuertes frente los débiles, ante los ataques la unidad de la familia y la sacralidad de la vida humana no podemos olvidar la fuerza del Evangelio y su belleza", afirmó.

"Estas 14 nuevas beatas que perseveraron en la fe e incluso en el momento de la acción suprema representan un estímulo para confirmar, testimoniar en todos los ámbitos el amor y la misericordia de Dios que nunca nos abandona, especialmente en el fracaso y la derrota", destacó y subrayó que la vida y la muerte de estas religiosas son "un poderoso catecismo, una invitación urgente a vivir el evangelio de manera radical y ofreciendo un testimonio radiante de la fe que supera todas las barreras y  y abre horizontes de esperanza y fraternidad".