La Asociación Internacional de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés) avaló durante cerca de 10 años una política a favor de la pedofilia, acogiendo a grupos como Martijn, recientemente avalado en Holanda, y la Asociación Norteamericana por el Amor entre Hombres y Niños (NAMBLA).

El viernes 5 de abril se conoció un controvertido fallo de un tribunal de apelaciones en Holanda, en el que se apoya la existencia de la asociación de pedófilos Martijn, asegurando que esta no constituye "una amenaza a la desintegración de la sociedad".

En 2011, el expresidente de Martijn, Ad van den Berg, fue condenado a tres años de prisión, seis meses suspendida, por posesión de fotografías, películas y revistas de pornografía infantil.

La relación de ILGA con la promoción de la pedofilia se cortó en 1994, 16 años después de su fundación, luego de que, tras poder ingresar en 1993 a la Organización de Naciones Unidas (ONU) con carácter consultivo, el organismo internacional fue presionado por Estados Unidos para que no admita asociaciones que avalen "el abuso sexual de niños".

Ese año, el Senado de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que amenazaba con recortar 119 millones de dólares en ayudas a las Naciones Unidas mientras esta no garantice que no provee "ningún estatus oficial, acreditación o reconocimiento a ninguna organización que promueva, condone o busque la legalización de la pedofilia, esto es, el abuso sexual de niños".

Por ello, en 1994, la ILGA expulsó a Martijn, NAMBLA y Project Truth, tres organizaciones que promueven la aceptación legal de la pedofilia.
El miembro de NAMBLA Roy Radow, en protesta por la expulsión de esta asociación, recordó en un comunicado de 1994 que la asociación promotora de la pedofilia fue miembro de la ILGA "por 10 años. Hemos formado parte activa en ILGA más que cualquier otra organización en Estados Unidos".

"Los delegados de NAMBLA en la ILGA ayudaron a escribir la constitución de la ILGA", entre las que figuraban "sus posiciones oficiales sobre los derechos sexuales de los jóvenes", señaló.

La expulsión de NAMBLA del colectivo gay, admitió Radow, fue "un intento cobarde y deshonesto para satisfacer las demandas de la Misión de Estados Unidos ante la ONU".

Radow señaló que ya en 1985, la ILGA adoptó una posición favorable a la pedofilia, exhortando a las organizaciones integrantes del colectivo gay a "ejercer presión en sus gobiernos para abolir la edad de consentimiento legal" para tener relaciones sexuales.

En 1986, la organización gay "adoptó una posición que dice que el grupo 'apoya el derecho de las personas jóvenes a una autodeterminación sexual y social'".

De acuerdo a Radow, la ILGA declaró en 1988 que "reconoce que las leyes existentes referentes a la edad de consentimiento de personas del mismo sexo a menudo sirven para oprimir y no para proteger".

En 1990, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersexuales declaró que "apoya el derecho de todo individuo, sin importar su edad, a explorar y desarrollar su sexualidad".

En abril de 2010, el Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Tarcisio Bertone, al referirse s los problemas mentales de los sacerdotes que abusaron de menores, advirtió que si bien no existía una relación entre pedofilia y celibato, sí la había entre pedofilia y homosexualidad.

Esta postura fue respaldada por el experto psiquiatra estadounidense Richard Fitzgibbons ese mismo mes, explicando que lo dicho por el Cardenal se respalda en el estudio científico John Hay, y que, en su experiencia, "todos los sacerdotes que he tratado que están involucrados sexualmente con niños habían estado involucrados previamente en relaciones homosexuales adultas".

Por su parte, el psicólogo clínico y social José María Amenós Vidal, de la Universidad Central de Barcelona (España), aseguró la existencia de evidencia científica que "corrobora la relación entre homosexualidad y pedofilia".