3 de julio de 2013 / 10:38 AM
En la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la Casa Santa Marta en la fiesta de Santo Tomás Apóstol, el Papa Francisco señaló que para encontrar al Dios vivo "hay que besar con ternura las llagas de Jesús en nuestros hermanos hambrientos, pobres, enfermos y en los que están en la cárcel".
Después de la resurrección, dijo el Papa Francisco, Jesús se aparece a los apóstoles, pero Tomás no estaba allí: "quería que esperara una semana. El Señor sabe por qué hace las cosas. A cada uno de nosotros le da el tiempo que él piensa que es mejor para nosotros. A Tomás le ha concedido una semana. Jesús se presenta con sus llagas: todo su cuerpo estaba limpio, hermoso, lleno de luz, pero las llagas estaban y están todavía, y cuando el Señor vendrá, al final del mundo, nos enseñará sus llagas".
"Tomás, para creer, quería meter sus dedos en las llagas: era un testarudo. Pero el Señor quiso precisamente un testarudo para hacernos comprender algo más grande. Tomás vio al Señor, que le invitó a meter el dedo en la herida de los clavos, a poner su mano en el costado y no dijo: es verdad: el Señor ha resucitado. ¡No! Fue más allá. Dijo: ¡Dios! Es el primer discípulo que confiesa la la divinidad de Cristo después de la resurrección. Y que adora".