Emma Morosini ha recibido el apelativo de la "abuelita peregrina", pues a sus 94 años caminó durante 40 días desde Monterrey, en el estado de Nuevo León, hasta Ciudad de México, para poder rezar en la Basílica de Guadalupe ante la tilma de San Juan Diego.

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Morosini, que ha peregrinado durante más de 25 años a diversos santuarios en el mundo, llegó la tarde del 12 de mayo a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México para pedir por "la paz mundial".

La "abuelita peregrina" ha visitado santuarios en Portugal, España, Polonia, Israel, Brasil y Argentina, siempre pidiendo por la paz en el mundo, la unión de las familias y la protección para los jóvenes. En 2015 logró encontrarse con el Papa Francisco en el Vaticano, y recibió su bendición y el aliento de seguir orando "por los jóvenes, las familias y los enfermos".

Su rutina en estos 40 días, desde que partió de Monterrey, ha sido comenzar a caminar desde las 6:30 a.m., llevando consigo apenas una pequeña valija y un paraguas, así como un chaleco reflectante, para evitar accidentes en la carretera, y un gorro para protegerse del sol.

Para alimentarse, Morosini llevó consigo leche, jugo, agua y pan, recibiendo en el camino algunos donativos de frutas y verduras.

En diversos puntos de su recorrido fue acompañada por agentes de salud, protección civil y la Policía Federal. Frecuentemente fue hospedada por autoridades municipales en su recorrido.

Al llegar a la Basílica de Guadalupe, la "abuelita peregrina" recibió aplausos de los presentes. Pero antes de ingresar al templo, la anciana se arrodilló, besó el suelo, se persignó y oró algunos instantes.