Tras varias semanas de investigaciones, un juez de familia de la provincia de Mendoza, decidió no autorizar el pedido de una madre para que su hija de 12 años, embarazada tras una violación, sea sometida a un aborto. La menor había expresado su deseo de tener al bebé y los médicos locales consideraron que un aborto causaría graves daños a la salud física y psíquica de la menor.
El juez Germán Ferrer informó a la prensa que el aborto no procede, anunció medidas para proteger a la niña y su bebé, y explicó que "el feto es una persona en desarrollo".
Ferrer explicó a la prensa que la niña quiere tener al bebé. La menor fue violada por su padrastro, quien ya fue detenido.