El Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Elio Sgreccia, precisó que "a través de las formulaciones como la de la ‘dignidad de la muerte’ o la ‘ayuda a morir’, con frecuencia se esconden actos eutanásicos. Nunca se debe interrumpir por piedad una vida que puede ser sostenida".
"Las verdaderas y propias terapias son suministradas de acuerdo a la proporcionalidad, de acuerdo a los criterios de ordinariedad: pero nunca se interrumpe voluntariamente la vida, incluso si se prevé que durará poco o si se piensa que no se puede hacer nada desde el punto de vista terapéutico", precisó el Prelado al comentar la reciente publicación de la Congregación para la Doctrina de la Fe de algunas respuestas a preguntas de la Conferencia Episcopal de Obispos Católicos de Estados Unidos sobre la alimentación e hidratación de pacientes en "estado vegetativo".
Asimismo, en entrevista concedida a Radio Vaticano, Mons. Sgreccia recordó que la "Declaración sobre la Eutanasia" que la Congregación para la Doctrina de la Fe publicara en 1980, explica que cuando se trata de intervenciones terapéuticas "dirigidas a remover un hecho agudo de una enfermedad, habla de la ‘proporcionalidad’ y ‘desproporcionalidad’ de los medios, y también habla del ‘carácter ordinario’ y ‘extraordinario en cuanto a la posibilidad del paciente de afrontarlos".