Al presidir el Via Crucis realizado en el Coliseo esta noche en Roma, el Papa Benedicto XVI recordó que el Dios cristiano “tiene un corazón de carne” para amarnos y perdonarnos.
La cruz del Via Crucis fue cargada sucesivamente y de manera emblemática primero por el Papa Benedicto XVI, y luego por representantes de diversas partes del mundo y de distintos ministerios y vocaciones en la Iglesia: El Cardenal Camillo Ruini, una joven de la diócesis de Brazzaville (República del Congo), una familia de la Diócesis de Roma (Italia), un joven de la diócesis de Talca (Chile), una joven de la Diócesis de Incheon (Corea), otra joven china, dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y una joven de la Arquidiócesis de Luanda (Angola).
“Siguiendo a Jesús en el camino de su pasión –dijo el Pontífice- vemos no sólo la pasión de Jesús sino también la de todos los sufrientes del mundo”.