Al presidir la Eucaristía con ocasión de la Solemnidad de la Epifanía, el Papa Benedicto XVI señaló que la Iglesia tiene como misión hacer brillar la luz de Cristo ante el mundo.
Al iniciar su homilía el Santo Padre definió la Epifanía como “misterio de luz, simbólicamente indicado por la estrella que guió el viaje de los Magos. La verdadera fuente luminosa, el sol que surge de lo alto, es Cristo”.
Reflexionando en las palabras del Apóstol San Juan en su Primera Carta: “Dios es luz y en Él no hay tinieblas” y “Dios es amor”, el Pontífice hizo notar cómo “estas dos afirmaciones, unidas, nos ayudan a comprender mejor: la luz, que brota de la Navidad, que hoy se manifiesta a las personas, es el amor de Dios, revelado en la Persona del Verbo encarnado”.