Jueves 11 de enero

Evangelio según San Marcos, capítulo 1, versículo del 40 al 45


40 Vino a El un leproso, le suplicó y arrodillándose, le dijo: "Si quieres, puedes limpiarme". 41 Entonces, Jesús, movido a compasión, alargó la mano, lo tocó y le dijo: "Quiero, sé sano". 42 Al punto lo dejó la lepra, y quedó sano. 43 Y amonestándolo, le despidió luego, 44 y le dijo: "¡Mira! No digas nada a nadie; mas anda a mostrarte al sacerdote, y presenta, por tu curación, la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio". 45 Pero él se fue y comenzó a publicar muchas cosas y a difundir la noticia, de modo que (Jesús) no podía ya entrar ostensiblemente en una ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares despoblados; y acudían a El de todas partes.

Comentario

44. La Ley de Moisés prescribía que el leproso curado se presentara a los sacerdotes y ofreciera un sacrificio (Lev. 14, 2 - 23; Mat. 8, 2 - 4; Luc. 5, 12 - 14). Así Jesús enseñaba a cumplir la Ley de Israel y respetar a sus sacerdotes sin perjuicio de conminarlos terriblemente cuando debía defender a las almas contra su hipocresía. Véase el gran discurso del Templo (Mat. 23, 1 ss.; Luc. 11, 46 ss.; 20, 45 ss.).

Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios