Recursos



Francisco Castello Aleu
1914-1936

Francisco nació en 1914 en Alicante a una familia Catalána. Después de la muerte de su padre, la familia mudó a Lleida en Cataluña. Educado por Jesuitas, Francisco era miembro activo de la Federación de Cristianos Jóvenes de Cataluña, una rama de Acción Católica de España.

Andaba de novio con María Pelegri y completó su servicio militar. Víctima de los eventos de persecución religiosa en España durante la decada de los 1930, fué arrestado el 21 de julio de 1936 por la militar.

Cuando fué acusado con el crimen de ser Católico, afirmó con claridad y firmeza: "Me alegra ser un criminal. Si tuviera 10,000 vidas que dar a Dios, le daría las 10,000. No es necesario que me defienda."

El joven Francisco Castelló Aleu, de 22 años, era químico de profesión y miembro de Acción Católica. Dándose cuenta del peligro que corría, no se escondió, ofreció su juventud como un sacrificio de amor a Dios y a sus hermanos; nos dejó tres cartas, ejemplos de fuerza, generosidad, serenidad y alegría, escritas unos momentos antes de su muerte a sus hermanas, a su director espiritual y a su prometida." Declaró el Papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 cuando beatificó a Francisco junto con 232 mártires de la guerra civil española.

Beato Francisco y los mártires españoles fueron asesinados por ser cristianos, por su fe en Cristo, por ser miembros activos de la Iglesia.

"Su testimonio no debe olvidarse. Son prueba elocuente de la verdad de la fe, que puede poner una cara humana a la muerte más violenta y mostrar su belleza hasta en los más atroces sufrimientos," nos dice el Papa Juan Pablo II.

"Al prinicipio del tercer milenio la iglesia peregrina en España es llamada a vivir una primavera de Cristianidad, ya que ha sido regada y fertilizada por la sangre de tantos mártires...Hoy, estas palabras de las persecuciones de los primeros siglos, deben infundir esperanza en su iniciativa apostólica y esfuerzos pastorales en esta dificil tarea de la nueva evangelización. Para esto pueden contar con la ayuda incomparable de sus mártires. Recuerden su valor: "Considera el resultado de su vida e imita su fe. Jesuscristo es el mismo ayer, hoy y siempre." (Hebreos 13:7-8)
Que María, Reina de Mártires, nos ayude a escuchar e imitar a su hijo. Pidámosle a ella, quien acompañó a su hijo divino en esta vida terrena y que le permaneció fiel al pie de la cruz, a enseñarnos a ser fieles a Cristo en todo momento sin perder la esperanza en medio de las dificultades; que nos dé la misma fuerza con la cual los mártires confesaron su fe.

Fuente: Página oficial de Toronto