XXI Domingo Ordinario

agosto 24, 2014

Color: Verde

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Isaías 22:19-23

    19Te empujaré de tu peana y de tu pedestal te apearé. 20Aquel día llamaré a mi siervo Elyaquim, hijo de Jilquías. 21Le revestiré de tu túnica, con tu fajín le sujetaré, tu autoridad pondré en su mano, y será él un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. 22Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá. 23Le hincaré como clavija en lugar seguro, y será trono de gloria para la casa de su padre.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 138:1-3, 6, 8

    1De David. Te doy gracias, Yahveh, de todo corazón, pues tú has escuchado las palabras de mi boca. En presencia de los ángeles salmodio para ti, 2hacia tu santo Templo me prosterno. Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu verdad, pues tu promesa ha superado tu renombre. 3El día en que grité, tú me escuchaste, aumentaste la fuerza en mi alma. 6¡Excelso es Yahveh, y ve al humilde, al soberbio le conoce desde lejos!» 8Yahveh lo acabará todo por mí. ¡Oh Yahveh, es eterno tu amor, no dejes la obra de tus manos!

  • Segunda Lectura

    Romanos 11:33-36

    33¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! 34En efecto, ¿quién conoció el pensamiento de Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa? 35Porque de él, por él y para él son todas las cosas. ¡A él la gloria por los siglos! Amén.

  • Evangelio

    Mateo 16:13-20

    13Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» 14Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» 15Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» 16Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» 17Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» 20Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.