San Andrés Kim Taegon, Presbítero, Mártir, Pablo Chong Hasang, Mártir y Compañeros, Mártires (Memoria)

septiembre 20, 2014

Color: Rojo

Lecturas diarias:

Primera Opción

  • Primera Lectura

    I Corintios 15:35-37, 42-49

    35Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? 36¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. 37Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna otra planta. 42Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; 43se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; 44se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. 45En efecto, así es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida. 46Mas no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual. 47El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo. 48Como el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como el celeste, así serán los celestes. 49Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celeste.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 56:10-14

    10Entonces retrocederán mis enemigos, el día en que yo clame. Yo sé que Dios está por mí. 11En Dios, cuya palabra alabo, en Yahveh, cuya palabra alabo, 12en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un hombre? 13A mi cargo, oh Dios, los votos que te hice: sacrificios te ofreceré de acción de gracias, 14pues tú salvaste mi alma de la muerte, para que marche ante la faz de Dios, en la luz de los vivos.

  • Evangelio

    Lucas 8:4-15

    4Habiéndose congregado mucha gente, y viniendo a él de todas las ciudades, dijo en parábola: 5«Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; 6otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; 7otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. 8Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.» Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.» 9Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, 10y él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. 11«La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. 12Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven. 13Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. 14Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. 15Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.

Segunda Opción

  • Primera Lectura

    Sabiduría 3:1-9

    1En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. 2A los ojos de los insensatos pareció que habían muerto; se tuvo por quebranto su salida, 3y su partida de entre nosotros por completa destrucción; pero ellos están en la paz. 4Aunque, a juicio de los hombres, hayan sufrido castigos, su esperanza estaba llena de inmortalidad; 5por una corta corrección recibirán largos beneficios. pues Dios los sometió a prueba y los halló dignos de sí; 6como oro en el crisol los probó y como holocausto los aceptó. 7El día de su visita resplandecerán, y como chispas en rastrojo correrán. 8Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos y sobre ellos el Señor reinará eternamente. 9Los que en él confían entenderán la verdad y los que son fieles permanecerán junto a él en el amor, porque la gracia y la misericordia son para sus santos y su visita para sus elegidos.

    OR

    Romanos 8:31-39

    31Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? 32El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? 33¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. 34¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? 35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, 36como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. 37Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. 38Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades 39ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 126:1-6

    1Canción de las subidas. Cuando Yahveh hizo volver a los cautivos de Sión, como soñando nos quedamos; 2entonces se llenó de risa nuestra boca y nuestros labios de gritos de alegría. Entonces se decía entre las naciones: ¡Grandes cosas ha hecho Yahveh con éstos! 3¡Sí, grandes cosas hizo con nosotros Yahveh, el gozo nos colmaba! 4¡Haz volver, Yahveh, a nuestros cautivos como torrentes en el Négueb! 5Los que siembran con lágrimas cosechan entre cánticos. 6Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas.

  • Evangelio

    Lucas 9:23-26

    23Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. 24Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. 25Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? 26Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.