Nuestra Señora de Lourdes (Memoria Libre)

febrero 11, 2013

Color: Blanco

Lecturas diarias:

Primera Opción

  • Primera Lectura

    Génesis 1:1-19

    1En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. 3Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. 4Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; 5y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero. 6Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.» 7E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. 8Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo. 9Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue. 10Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba bien. 11Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. 12La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien. 13Y atardeció y amaneció: día tercero. 14Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; 15y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue. 16Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas; 17y púsolos Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra, 18y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. 19Y atardeció y amaneció: día cuarto.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 104:1-2, 5-6, 10, 12, 24, 35

    1¡Alma mía, bendice a Yahveh! ¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres! Vestido de esplendor y majestad, 2arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda, 5Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre jamás. 6Del océano, cual vestido, la cubriste, sobre los montes persistían las aguas; 10Haces manar las fuentes en los valles, entre los montes se deslizan; 12sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda. 24¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra. 35¡Que se acaben los pecadores en la tierra, y ya no más existan los impíos! ¡Bendice a Yahveh, alma mía!

  • Evangelio

    Marcos 6:53-56

    53Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. 54Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, 55recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. 56Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.

Segunda Opción

  • Primera Lectura

    Isaías 66:10-14

    10Alegraos, Jerusalén, y regocijaos por ella todos los que la amáis, llenaos de alegría por ella todos los que por ella hacíais duelo; 11de modo que maméis y os hartéis del seno de sus consuelos, de modo que chupéis y os deleitéis de los pechos de su gloria. 12Porque así dice Yahveh: Mirad que yo tiendo hacia ella, como río la paz, y como raudal desbordante la gloria de las naciones, seréis alimentados, en brazos seréis llevados y sobre las rodillas seréis acariciados. 13Como uno a quien su madre le consuela, así yo os consolaré (y por Jerusalén seréis consolados). 14Al verlo se os regocijará el corazón, vuestros huesos como el césped florecerán, la mano de Yahveh se dará a conocer a sus siervos, y su enojo a sus enemigos.

  • Salmo Responsorial

    Judit 13:18-19

    18Ozías dijo a Judit: «¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo más que todas las mujeres de la tierra! Y bendito sea Dios, el Señor, Creador del cielo y de la tierra, que te ha guiado para cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. 19Jamás tu confianza faltará en el corazón de los hombres que recordarán la fuerza de Dios eternamente.

  • Evangelio

    Juan 2:1-11

    1Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. 2Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. 3Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» 4Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» 5Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» 6Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. 7Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. 8«Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. 9Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio 10y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» 11Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.