Visita del Papa Benedicto XVI a Polonia
del 25 al 28 de mayo de 2006

Día 3 - 27 de mayo


En casa de Juan Pablo II, Benedicto XVI reza por su beatificación

WADOWICE, 27 May. 06 (ACI).- En uno de los momentos más emotivos de su viaje a Polonia, el Papa Benedicto XVI visitó en Wadowice la casa donde nació el Siervo de Dios Juan Pablo II y tuvo un encuentro con los fieles en la Plaza Rynek, ante quienes confesó que ha rezado para que su antecesor pronto sea elevado a los altares.

Al iniciar su discurso, el Santo Padre afirmó que "he querido detenerme justamente aquí, en Wadowice, en los lugares donde la fe ha despertado y madurado, para rezar junto con vosotros para que (Juan Pablo II) sea prontamente elevado a la gloria de los altares".

Refiriéndose a "la coherencia de su fe, la radicalidad de su vida cristiana y el deseo de la santidad que manifestó continuamente", Benedicto XVI citó unas palabras del difunto Pontífice en las que hablando de la fuente bautismal de Wadowice afirma: "En esta fuente bautismal, el 20 de junio de 1920 me fue concedida la gracia de ser hijo de Dios, y de recibir la fe en mi Redentor y fui acogido en la comunidad de su Iglesia".

Según Benedicto XVI, hay aquí la profunda conciencia de la divina gracia, del gratuito amor de Dios por el hombre, que mediante el lavado con el agua y la efusión del Espíritu Santo introduce al catecúmeno en la multitud de sus hijos redimidos por la Sangre de Cristo.  El programa más común de una vida auténticamente cristiana se resume en la fidelidad a las promesas del santo bautismo".

Seguidamente se refirió a la Basílica de Wadowice y la parroquia nativa "como lugares de particular importancia para el desarrollo de su vida espiritual y de la vocación sacerdotal que estaba revelándose en él".

Y sobre el amor del Siervo de Dios por la Iglesia dijo: "Esta comunidad es la Iglesia amada por Juan Pablo II. Su amor por la Iglesia nace en la parroquia de Wadowice. En ella él vio el ambiente de la vida sacramental, de la evangelización y de la formación para una fe madura".

Hacia el final de su discurso recordó la devoción "a la imagen local de la Virgen del Perpetuo Socorro y la costumbre de la oración cotidiana delante de ella", y agregó que Juan Pablo II tenía la " convicción sobre el excepcional lugar ocupado por María en la historia de la salvación y en la de la Iglesia".

Terminado su discurso impartió la Bendición Apostólica implorando que "todos aquellos que lleguen a Wadowice pueden llegar a las fuentes del espíritu de fe de Juan Pablo II".


Papa a enfermos: Vosotros sois los más elocuentes testimonios de la misericordia de Dios

LAGIEWNIKI, 27 May. 06 (ACI).- El Papa Benedicto XVI visitó el Santuario de la Divina Misericordia en Lagiewniki donde tras un momento de oración recordó que el sufrimiento de algunos los constituye testimonios más elocuente de la misericordia de Dios.

Tras haber visitado el Santuario de la Divina Virgen de Kalwaria, el Pontífice, se detuvo para orar en el Santuario de la Divina Misericordia donde afirmó "estar delante de dos misterios: el misterio del sufrimiento humano y el misterio de la Divina Misericordia".

Haciendo notar que "a primera vista parecería que ambos misterios se contraponen" el Santo Padre "profundizando a la luz de la fe" agregó que "estos se ponen en recíproca armonía".

"Esto -prosiguió- es gracias al misterio de la cruz de Cristo" y citando a Juan Pablo II dijo: " la cruz es el más profundo inclinarse de la Divinidad hacia el hombre . la Cruz es como un toque del eterno amor sobre las heridas más dolorosas de la existencia terrena del hombre".

Dirigiéndose a los enfermos presentes señaló que: " marcados por el sufrimiento del cuerpo y del alma , estáis más unidos a la cruz de Cristo, pero al mismo tiempo sois los más elocuentes testimonios de la misericordia de Dios ".

"Por vosotros y mediante vuestro sufrimiento Él se inclina sobre la humanidad con amor. Sois vosotros que, diciendo en el silencio del corazón: 'Jesús, en ti confío', non enseñáis que no hay una fe más profunda, una esperanza más viva y un amor más ardiente que la fe, que la esperanza y que el amor de quien en el dolor se pone en las manos seguras de Dios".

Finalmente impartió la Bendición a todos los ahí reunidos.


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