Martes II

Laudes

Oración de la mañana

SALUDO INICIAL

V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

  • HIMNO

  • SALMODIA

Ant. 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

Salmo 42

Hazme justicia, ¡oh Dios!,
defiende mi causa contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector, ¿Por qué me rechazas?
¿por que voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen y me conduzcan
hasta tu monte Santo, hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que té de gracias al son de la cítara, Señor, Dios mío.
¿Por que te acongojas, alma mía, por que te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo,
"salud de mi rostro, Dios mío".

Ant. 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

Ant. 2. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

Cántico
Is. 38,10-14. 17-20

Yo pensé: "En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años."
Yo pensé: "Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres entre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollan mi vida, como una tienda de pastores
devanaba yo mi vida y me cortan la trama."
Día y noche me estas acabando, sollozo hasta el amanecer.
Me quiebran los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.
Estoy piando como una golondrina, gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
Señor, que me oprimen, sal fiador por mí.
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz cuando tuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.

El abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes de alaba: como yo ahora.
El Padre enseñan a sus hijos tu fidelidad.

Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.

Ant. 2. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

Ant. 3. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.

Salmo 64

¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos, porque tu escuchas las suplicas.
A ti acude todo mortal a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman, pero tú los perdonas.

Dichoso el que tu eliges y aceptas para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los vienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.

Con portentos de justicia nos respondes, Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra y del océano remoto;
tú, que afianzas los montes con tu fuerza, ceñido de poder;
tú, que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos.

Los habitantes del extremo del orbe se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso los llenas de jubilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua preparas los trigales;
riega los surcos, iguala los terrones.
Tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes;
coronas el año con tus vienes, las rodadas de tu carro rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría;
y las praderas se cubran de rebaños, que claman y cantan.

Ant. 3. ¡Oh Dios!, tu mereces un himno en Sión.

LECTURA BREVE
(I° TS. 5, 4 - 5)

No viváis, hermanos, en tinieblas para que el día del Señor no os sorprenda como ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche no de las tinieblas.

RESPONSORIO BREVE

V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.
V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
R. Espero en tu palabra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra.

CANTICO EVANGELICO

Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor.

PRECES

Bendigamos a nuestro Salvador, que con su resurrección ha iluminado el mundo, y digámosle suplicantes:

Haz, Señor, que caminemos por tu senda.

- Señor Jesús, al consagrar nuestra oración matinal en memoria de tu santa resurrección, te pedimos que la esperanza de participar de tu gloria ilumine todo nuestro día.
- Te ofrecemos, Señor, los deseos y proyectos de nuestra jornada:dígnate aceptarlos y bendecirlos como primicia de nuestro día.
- Concédenos crecer hoy en tu amor, a fin de que todo concurra para nuestro bien y el de nuestros hermanos.
- Haz, Señor, que el ejemplo de nuestra vida resplandezca como una luz ante los hombres, para que todos den gloria al Padre que está en los cielos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Porque deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros: Padre nuestro...

ORACION

Señor Jesucristo, luz verdadera que alumbras a todo hombre y le muestras el camino de la salvación: concédenos la abundancia de tu gracia para que preparemos, delante de ti, sendas de justicia y de paz. Tú que vives y reinas.

CONCLUSION

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

Vísperas

Oración de la tarde

SALUDO INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

  • HIMNO

  • SALMODIA

Ant. 1. No podéis servir a Dios y al dinero

Salmo 48 (I)

Oíd esto, todas las naciones, escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente, y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados, que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa.
Mira:los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

El sepulcro es su morada perpetua y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdura en la opulencia, sino que perece como los animales.

Ant. 1. No podéis servir a Dios y al dinero.

Ant. 2. "Atesorad tesoros en el cielo" dice el Señor.

(II)

Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo, la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada, su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba: "Ponderan lo bien que los pasas",
irá a reunirse con sus antepasados, que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente es como un animal que perece.

Ant. 2. "Atesorad tesoros en el cielo" dice el Señor.

Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Cántico
Ap. 4, 11; 5,9-10.12

Eres digno, Señor Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado de recibir el poder,
la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA BREVE
(Rm. 3. 23-25ª)

Todos pecaron y se hallan privado de la gloria de Dios; son justificados gratuitamente, mediante la gracia de Cristo, en virtud de la redención realizada en él, a quien Dios ha propuesto como instrumentos de propiciación.

RESPONSORIO BREVE

V. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
V. De alegría perpetua a tu derecha.
R. En tu presencia, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, Y al Espíritu Santo.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

CANTICO EVANGELICO

Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.

PRECES

Alabemos a Cristo, pastor y obispo de nuestras vidas, que vela siempre con amor por su pueblo, y digámosle suplicantes:

Protege, Señor, a tu pueblo.

- Pastor eterno, protege a nuestro obispo N, y a todos los pastores de la Iglesia.
- Mirad con bondad a los que sufren persecución, y líbralos de todas sus angustias.
- Compadécete de los pobres y necesitados,y da pan a los hambrientos.
- Ilumina a los que tienen la misión de gobernar a los pueblos, y dales sabiduría y prudencia.

Se pueden añadir algunas intensiones libres,

No olvides, Señor, a los difuntos redimidos por tu sangre y admítelos en el festín de las bodas eternas. Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común: Padre nuestros.

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche, humildemente te pedimos que la luz de Cristo, verdadero sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas para que así merezcamos gozar un día de aquella luz en la que tú habitas eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSION

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.