Jueves I

Laudes

Por la mañana

SALUDO INICIAL

V. Señor abre mis labios.

R. Y mi boca proclamara tu alabanza.

  • HIMNO

  • SALMODIA

Ant. 1. Despertad, cítaras y arpas; despertaré a la aurora.

Salmo 56

Misericordia, Dios mío, misericordia que mi alma se refugia en ti;
me refugio a las sombras de tus alas mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios altísimo, al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación, confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada afilada:
elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa, pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar: despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria.

Ant. 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Ant. 2. "Mi pueblo se saciará de mis bienes", dice el Señor.

Cántico
Jr. 31,10-14

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
" el que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob, lo rescato de una mano más fuerte."

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
a los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozará los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.

Ant. 2. "Mi pueblo se saciará de mis bienes" dice el Señor.

Ant. 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.

Salmo 47

Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran rey;
entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar.
mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor y dolores como de partos;
como un viento del desierto, que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad de Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena e justicia:
el monte Sión se alegra, las ciudades de Judá se gozan con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión, contando sus torreones;
fijaos baluartes, observad sus palacios,
para poder decirles a la próxima generación:
"Este es el Señor, nuestro Dios".
Él nos guiará por siempre jamás.

Ant. 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.

LECTURA BREVE
(Is. 66,1-2)

Así dice el Señor: "El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies: ¿Qué templo podréis construirme? ; ¿o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío -oráculo del Señor-. En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras".

RESPONSORIO BREVE

V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Guardaré tus leyes.
R. Respóndeme, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos

PRECES

Demos gracias a Cristo que nos ha dado la luz del día y supliquémosle diciendo:

Bendícenos y santifícanos, Señor.

- Tú que te entregaste como víctimas de nuestros pecados, acepta los deseos y las acciones de este día.
- Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día, sé tu mismo el lucero brillante de nuestros corazones.
- Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean, para que logremos así ser imágenes de tu bondad.
- En la mañana haznos escuchar tu gracia, y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza.

(Se pueden añadir algunas intenciones libres)

Fieles a la recomendación del salvador, digamos llenos de confianza filial: Padre Nuestro...

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, humilde mente acudimos a ti, al empezar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo. Que vive y reina contigo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén

 

Vísperas

Por la noche

SALUDO INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

  • HIMNO

  • SALMODIA

Ant. 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste, te daré gracias por siempre.

Salmo 29

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mi.
Señor, Dios mío, te grité, y tú me sanaste.
Señor sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor fieles suyos, dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante; su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto, por la mañana, el jubilo.
Yo pensaba muy seguro: "No vacilaré jamas".

Tu bondad Señor, me aseguraba el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro, y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé, suplique a mí Dios:
"¿Qué ganas con mi muerte, con que yo baje a la fosa?.
¿Te va ha dar gracias el polvo, o va a proclamar tu lealtad?.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme"
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Ant. 1. Señor, Dios mío, a ti te grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Ant. 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Salmo 31

Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos, rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito, propuse:
"Confesaré al Señor mi culpa", y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación.
Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida; si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor, la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor, aclamadlo, los de corazón sincero.

Ant. 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Ant. 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Cántico
Ap. 11, 17-18; 12 10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones, llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por eso, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas.

Ant. 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA BREVE
(I° Pe 1, 6-9)

Saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas pruebas. Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que, aun después de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y gloria y honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de vuestras almas..

RESPONSORIO BREVE

V. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
V. Nos sació con miel silvestre.
R. Con flor de harina.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.

CANTICO EVANGELICO

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

PRECES

Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y digámosle:

Escucha, Señor, nuestra oración.

- Dios de amor que has hecho alianza con tu pueblo, haz que recordemos siempre tus maravillas.
- Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu y en el vínculo de la paz.
- Que el mundo prospere y avance según tus designios y que los que lo construyen no trabajen en vano.
- Envía, Señor, operarios a tu mies para que tu nombre sea conocido en el mundo a nuestros familiares y bienhechores difuntos
dañes un lugar entre los santos.
- Y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.

(Se pueden añadir algunas intenciones libres).

Ya que por Jesucristo hemos legado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir: Padre nuestro...

ORACION

Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día. Podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente. Por nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo.

CONCLUSION

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén